Paella de historias
arrosito de palabras


Muchos me habeis preguntado por el puesto de trabajo que desempeño con todo el amor que mi corazon puede ofrecer como presente. Pues bien, amigos, soy analista programador. Un currelita sin mas pretension que hacer que funcionen las paginitas web que utilizan los del banco para hacer operaciones de 20 millones de euros, cifra que nunca jamas va a alcanzar mi cuenta corriente.

Una vez resueltas las dudas, comentaré que aqui sigue haciendo un frio de cojones, valga la expresion, que no por soez deja de ser menos cierta. Y es que no hace un fresquito agradable, no es frio, no es mucho frio , no es muchisimo frio. Es un frio de cojones, un frio que afortunadamente es capaz de quitarte la legaña de un soplo y despejarte mejor que un tortazo de un guardia municipal andorrano. Me explico...

En andorra hay un grave problema de trafico. Del urbano, no del de marbella. Bueno, jeje, igual del otro tambien lo hay. A lo que íbamos. A las 8 de la mañana y a las 7 de la tarde, se forma una cola roccosifrediana, algo espectacular. El otro dia nos tiramos 20 minutos parados. Tengan en cuenta que tengo un trayecto de 17 km y para realizarlo se tarda entre 45 y 60 minutos.

Ah si, lo de los municipales. Estos hombres y mujeres se pasan horas y horas en mitad de la carretera oscilando su brazo derecho continuamente, como diciendo a los coches que avancen. Y es que te dan ganas de invitarle respetuosamente al buen hombre o mujer a irse a tomar por culo. Pero te lo piensas dos veces, y comprendes que todo el dia moviendo el brazo puede haber provocado un aumento considerable de su masa muscular. Son los jedis de la municipalidad.

En el lado culinario de esta experiencia, sobre todo agradecerles las recetas y recomendaciones que me han regalado, han servido de mucha ayuda en los momentos en los que mi mente creadora de nuevos horizontes hechos manjar, no tenia el dia creador. No es que haya muchos dias en los que yo deje de ser un genio de la cocina, pero los hay.

Como colofón final , dos historias propias de verguenza ajena:

* lunes 20 h zulu. Tenía tanta hambre que empecé a comerme las uñas y cuando me quise dar cuenta ya estaba mordisqueandome los muñones. Me voy a hacer un arrosito. Vamos a ver, voy a echar arroz en un plato hasta que sea mas o menos como lo que me voy a comer...
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Tras 5 o 6 (o 7) vasos de agua, el condenado arroz seguia pidiendome mas y mas, y crecia como no he visto crecer a nada en este mundo (inserte aqui su chiste sobre cosas que crecen favorito). Por un momento creí que se iba a abalanzar sobre mi cuerpazo serrano. Conclusion : Dos montañas, ¡no! , dos cordilleras de arroz que han servido como sustento y supervivencia durante una semana. Hasta los huevos de arroz.

*Viernes noche: 12:00h zulu. Estaba yo viendo la tele, placidamente cuando he repasado los canales de tv y ante mi asombro me he dado cuenta de que faltaba uno muy importante. Con el mando desenfundado cual caballero jedi municipal andorrano, me presté sin dudarlo a sintonizar el aparato, con tan mala suerte que los menus estaban en aleman. 30 minutos despues me di cuenta de que el aleman no era el problema, ya que habia pasado todos los canales sin verlo. El problema era que estaba intentando sintonizar canal +. El clasico canal+, el de toda la vida, si , OH SI, el que echaba documentales los viernes a la noche muy interesantes.

continuara....

escupido por elHijoDelFonk a eso de las 7:58 AM